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La disgrafía se refiere a un trastorno en niños o adultos con discapacidades en su escritura y en cualquier escritura, sin que un déficit intelectual o neurológico pueda explicar el trastorno. A veces se acompaña de dislexia.
Fracaso académico del individuo con disgrafía
Aparece en cualquier momento de la vida del individuo, en la escuela o más tarde. A menudo es responsable del fracaso académico del individuo con disgrafía, por lo que es considerado por muchos países como una discapacidad, lo que permite organizar un tercio del tiempo durante los exámenes. Tanto para los adultos como para los niños, este trastorno es discapacitante en la vida profesional, escolar y privada.
Las principales causas de la disgrafía
Las causas de la disgrafía son muchas y variadas y, como se ha mencionado anteriormente, no son el resultado de un déficit intelectual. Puede ser causado por un problema de lateralidad: un hemisferio del cerebro domina al otro y conduce a la dominación de las extremidades derechas o izquierdas (como las orejas, los pies, las manos…) sobre las demás. También puede ser el resultado de una mala redacción. Otra causa puede ser la mala postura de la pluma o del instrumento en general o un trauma psicológico.
Diagnóstico por un grafoterapeuta
El diagnóstico de un grafoterapeuta es necesario y se realizará mediante una serie de pruebas. Una vez realizado el diagnóstico, la disgrafía se tratará mediante rehabilitación (una media de cuarenta minutos semanales durante un año) o de forma diferente según la edad del paciente: ejercicios de relajación, ejercicios de grafomotricidad, juegos de habilidad, juegos de memoria auditiva, gimnasia cerebral, ejercicios de motricidad, ejercicios de caligrafía.
La grafía se basará en la relajación del gesto y de la postura y asegurará que el instrumento se sujeta correctamente en la mano. Todas estas medidas de tratamiento están plenamente cubiertas por la seguridad social, ya que la disgrafía es considerada una verdadera desventaja por las autoridades.